Escrito el 22 de enero de 2023 por Seabstián Blaksley y compartido en el programa “Guided Journey with Choose Only Love, conducted by Glenn Hovemann.”
Únete a mí en el silencio del corazón
El título de este escrito es una frase recibida de mi amado Jesús en una reciente visitación llena de gloria, paz y amor santo.
Estaba yo en adoración frente al sagrario en una capilla a la que voy habitualmente para sumergirme en oración de contemplación. Lo hice tras escuchar la voz del cielo llamándome a unirnos en el silencio del corazón. Estando solo en la templo, se hizo presente en mi alma la voz de Jesús y su divina humanidad, instruyéndome más y más en los asuntos de la oración. Comparto aquí algo de lo recibido, con el fin de que pueda servir para el discernimiento, tal como me ha servido a mí.
Dijo Jesús:
“Cuando vengas a la oración, no digas muchas palabras. Si sientes la necesidad de hacerlo, hazlo. Desahoga tu corazón en mí, tanto como sientas el deseo de hacerlo. Pero una vez que lo hayas hecho, sumérgete en el silencio de tu corazón. En un silencio lleno de expectación y serenidad. Con la certeza perfecta de que todo lo que me digas y compartas conmigo, es recibido en mi divino ser. Y que yo se qué es lo que debo hacer o dejar de hacer. Hazlo recordando humilde y serenamente, que no sabes qué es lo que más te conviene. Trae a tu memoria el feliz recuerdo de que yo advierto cada latido de tu corazón, incluso antes que tú mismo. Nada de lo que acontece en tu vida es ajeno a mí.
Amado de mi ser. No te agites cuando me pidas algo, pues la oración del miedo no es oración.
Más bien, ven a nuestro encuentro con los pies descalzos y las manos bien abiertas. De ese modo - despojado de todo lo que crees que es verdad - lánzate a la nada divina. Allí donde no hay creencias. Donde todo lo que crees acerca de los demás, de ti mismo, de Dios, o del mundo, queda a un lado. Dejando afuera tus interpretaciones, crea un espacio interior de vacío de pensamiento. Y quédate ahí. Espérame serenamente. Y yo llenaré con mi luz y mi amor todo tu presente, todo tu ser.
Recuerda amado mío que Dios es ternura y facilidad sin fin. Por ello es tan importante que no te llenes de palabras y elucubraciones cuando vienes a nuestro encuentro sagrado. Ni agites tu alma con preocupaciones. Para que en la quietud del silencio del corazón, permitas que el flujo de la divina esencia - que es amor perfecto y te sostiene en la existencia en eterna santidad - pueda inundar todos los aspectos de tu humanidad y desde ella al mundo entero.
Quizá la mente cavilante no comprenda lo que ella considera la lógica de Dios. Y normalmente así es. Pero amada hija de la luz, recuerda que no es con el intelecto como puedes unirte a mi divino ser, sino con tu consciencia. Somos un solo ser santo. Por lo tanto, solo puedes unirte a mí, con lo que eres en verdad. Y eso solo se conoce en el silencio sagrado de la consciencia pura. Allí, en el hondón de tu alma, donde tú y yo permanecemos por siempre abrazados en la luz que es fuente de toda vida, y por medio de la cual toda la creación es creada eternamente. Allí somos la totalidad del amor, la belleza de la verdad. Somos silencio, quietud, hermosura. Paz vibrante. Fuerza infinita de creación santa.
Alma llena de luz y bondad. Quédate en paz. Aquiétate lo más que puedas, y oirás mi voz llamándote a la vida sin fin, para que juntos sigamos creando un nuevo amor santo. Y prepárate para recibir mucho más de lo que la mente pensante es capaz de imaginar y pedir. Disponte a recibirme a mí, en todo tiempo, en todo lugar, en todo presente. Y tu gozo será inmenso. Tu alegría no cesará jamás. Pues quien me recibe en su corazón, alcanza la plenitud del amor.”