Amados de todos los rincones del mundo. Vengo lleno de alegría. Me revelo a vosotros en la luz de la gloria del amor santo. En la belleza de la santidad del ser que somos en verdad. Todo lo que procede del creador es perfecto, en razón de su divina realidad. En verdad, en verdad os digo que nada ocurre en vuestras vidas, ni en ningún aspecto de la creación, sin Su amoroso consentimiento. Ni uno solo de vuestros cabellos puede caer al suelo sin el beneplácito divino.
Creencia y experiencia
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