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Una invitación del amor - Mensaje final de la trilogía "El corazón del ser: saberse amado, saberse amor"

En la dulcísima voz de Jesús

Soy Jesús de Nazaret, principio y fin de la vida. Camino de plenitud. Verdad que libera. Soy el amor hecho palabra, manifestándose por medio de esta obra. Grandes serán sus frutos. Mi voz es la fuente desde donde la creación fluye; causa y efecto de todo lo santo, lo bello, lo perfecto.


Amados de todo el universo. Un nuevo mundo está siendo creado frente a vosotros y con vosotros. Es el nuevo reino terrenal que un día anuncié por amor. Nacido de mi divina madre, quien es también madre de todos, emerge radiante como expresión perfecta de Cristo. Nada es imposible para mí. Tampoco lo es para aquel que permanece en Mí. Soy la realidad del ser, comunicándose a sus criaturas. La luz de la sabiduría, extendiéndose en la mente humana, por medio de la consciencia Universal.


En verdad os digo que una nueva era está naciendo. Y con ello, una nueva realidad terrenal, la cual existe y vive dentro de la infinita realidad del amor, de la que recibe su fuerza vivificadora. Os aseguro que su santa faz será vista muy pronto por todos. La luz de la verdad resplandecerá cada vez más. Las consciencias serán iluminadas como nunca antes lo habían sido en el mundo. Todos oirán mi voz llamándolos al amor. Todos verán la gloria de la santidad. Estas palabras dan testimonio de ello, al ser anticipo de su llegada.


Os invito a permanecer unidos a Mí todos los días de vuestras vidas. Con la esperanza puesta en la verdad y el corazón rebosante de alegría, en la certeza de mi divino amor, el cual os es dado a cada instante de incontables maneras. Abrid vuestros brazos para abrazar la verdad, vuestras manos para recibir la Gracia del cielo, y vuestras mentes para que la iluminación universal de las consciencias os regale el preciado don de crecer en el conocimiento del amor de Dios, fuente de todo ser y toda verdad.


Recibid esta trilogía del corazón como lo que es, un regalo del Cielo para cada una de vosotras, almas bien amadas de Dios. Compartidla con vuestras hermanas y hermanos. De ese modo, os unís al coro del Segundo Advenimiento, os hacéis cocreadores de lo nuevo en el amor.


Os invito a descansar en paz, en la unión con Mi Sagrado Corazón y el Inmaculado Corazón de María. En nuestra unidad hallaréis el consuelo que creáis necesitar, la sabiduría en la que la mente ansía regocijarse y el amor que anhela el corazón. En razón de ello permaneceréis en el conocimiento de lo que sois en verdad. Y vuestra felicidad será grande, pues reconoceréis con feliz asombro que el amor, y solo el amor, es la fuente de la vida, la realidad y vuestro ser.


Alma bendita. A ti te digo, gracias por unirte a mí y dejarme morar en ti. En verdad, en verdad te digo que has elegido la mejor parte y no te será quitada.


Os doy mi bendición.


En la pureza de María Inmaculada

Hijitas e hijitos míos,


¿Cómo no iba a estar presente la Madre en estas palabras finales, si allí donde está mi divino Hijo Jesús, siempre estoy yo? Mi inmaculado corazón canta, vibra y se regocija en la santidad de vuestro ser. Vosotros, que habéis elegido escuchar la voz del amor y seguirla, vais creando junto a Mí el Movimiento del amor Hermoso, del cual sois parte. Como efecto de ello, la nueva creación se manifiesta cada vez más en las consciencias. La tierra es embebida por el divino amor. Cada criatura es abrazada por la luz de la verdad. Es este un movimiento que no tendrá fin, como tampoco lo tendrá nuestra historia de amor. Permaneceré con vosotros todos los días de vuestras vidas.


En estos tiempos de María, os invito a ser la expresión viva de la bondad de Dios. A vivir alegres en la santidad del ser. Y a hacer de la confianza ilimitada en el amor vuestro alimento. Os llamo a vivir como niños en mis brazos. De ese modo gozaréis y extenderéis la paz que no tiene contrario y el Espíritu de amor realizará su majestuosa obra en unión con vosotros. Recordad siempre que fuisteis creados para ser eternamente felices en el amor de Dios y para ninguna otra cosa. Dejaos amar por María. Venid al encuentro con la Madre cada día. Os aseguro que saldréis de él renovados en el amor que no tiene principio ni fin.


Amados hijos e hijas. Recibid con alegría esta obra y compartidla. Vividla. Hacedla vuestra. Así llevaréis luz a las mentes, serenidad a los corazones y dicha a las almas. Tomaos de mi mano. Permaneced en mí, como yo lo hago en vosotros. Unidos somos la plenitud del ser.


Estas palabras no son una despedida, pues estaré con vosotros en unión con mi divino Hijo Jesús, los ángeles y la creación santa, toda la vida. Juntos recorreremos los caminos del mundo, extendiendo amor y santidad. En nuestro caminar, atraeremos a muchos con el hilo invisible del amor de Dios.


Alegraos en Cristo por haber llegado hasta este nuevo puerto de salida, desde donde continuaremos dando testimonio de la verdad, en la eterna novedad del amor. Una nueva era ha nacido, como fruto de la unión de mi Inmaculado corazón, el Sagrado corazón de Jesús y vuestra voluntad de alcanzar la plenitud del amor.


Gracias por dejar que os alcance mi voz.


Soy María, madre de la verdad.


Os bendigo en la paz.


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© 2021 Fundación Amor vivo -  Nuestro nombre "Fundación Amor vivo" busca representar nuestra aspiración de vivir siendo el amor que somos en verdad. Es decir, vivir aquí y ahora como el Cristo en nosotros. "Soy amor y nada más que amor" es la verdad que anhelamos hacer real aquí, ahora y siempre. Nuestra misión es extender la Luz de Cristo, viviendo, compartiendo y extendiendo los mensajes recibidos por Sebastián Blaksley al mundo entero, en unión y relación.

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