El 21 de Mayo escribí lo siguiente: “Pase lo que pase, subidas de tensión, problemas de visión, dolores de cabeza, lesiones de la córnea, sensación de abandono o soledad, falta aparente de amor en la forma, en quienes se suponen familiares próximos, dolores del cuerpo que reclaman mi atención, intentando acapararla, dolores del alma que parecen evidenciar la separación… En realidad, no está pasando nada especial, no soy especial, no hay drama alguno por el que victimizarme… Soy amor…Mi valor sigue siendo el mismo, el Valor siempre es el mismo, indiferente a lo que pasa, siento o piense…El Valor es el Amor que se alberga en mi Ser, en la naturaleza que comparto con Dios, pues Él y yo somos Uno, y Dios es Amor. Ante esta situación, no sé qué es lo que tengo que hacer, no sé qué pasará, no sé qué es mejor ni peor. Te entrego mi mente. Me doy a ti. Te entrego mis temores, mis especulaciones, mis pensamientos, suelto mi zozobra y confusión… Me entrego. Lo dejo en manos de la Paz. Lo dejo en manos de Dios. Soy digna de que seas en mí. Me permito ser totalmente amada. Permito que por mi fluya el Espíritu. No soy un cuerpo y por tanto este no me puede hurtar la verdad de quien soy…por fuerte que resulten tus reclamos, haré lo que en la forma se requiera, pues eres mi vehículo mientras esté en el mundo, pero no conseguirás que me olvide de la verdad. No voy a confundirme contigo, yo no soy mi cuerpo, soy más que eso. Soy la Hija de Dios, creada por su infinito amor a su imagen y semejanza, y en Él confío totalmente. Su Amor me sana. Soy Amor. Gracias...Gracias…Agradecer es amar recibiendo, es sentir en mi centro al Ser que soy, a Dios en mí, soy Amor. Extiendo mi sentir, extiendo la irradiación sentida desde mi corazón agradecido, extiendo mi mente, mi conciencia, la paz que respiro, la luz que me habita, el amor que se me regala y regalo a mi vez… Me entrego plenamente, en confianza total y absoluta a la vida, al ser eterno que somos, al espíritu divino encarnado en este mundo, a Dios, presente en todo, a la totalidad. Aquí encuentro la sanación, la acepto en este instante, la siento en mí, para siempre, atemporal…Gracias. Gracias. Gracias…”